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Cómo motivar la lectura en niños con TDAH


La lectura es una actividad mental muy importante para el niño porque lo ayuda a desarrollar la imaginación, la comprensión, la reflexión y la interpretación. Todas estas acciones favorecen que el cerebro logre establecer las conexiones necesarias para el crecimiento intelectual del niño. 
En esta época de masificación, globalización e invasión audiovisual con frecuencia se menosprecia el aprendizaje de la lectura. Por ello es primordial que los padres seamos conscientes de esta herramienta y apoyemos a nuestros hijos en su descubrimiento y uso cotidiano.
Si en estos tiempos —por la competencia de la televisión, los videojuegos y los juegos de computadora— es necesario hacer un esfuerzo para que el niño adquiera el hábito de la lectura, esto es más laborioso en el niño con TDAH, pues hay que agregar la dificultad que tiene para prestar atención a lo que está leyendo; la lentitud con que lee debido a lo anteriormente señalado o a dificultades específicas en esta área; la poca capacidad que tiene para organizarse, que hace más difícil que adquiera el hábito de la lectura mediante un ejercicio diario a una hora determinada; y la flojera, que con frecuencia se desarrolla a la larga en estos niños.
Hace cierto tiempo un familiar de mi esposo —que pertenece a una generación con gran influencia audiovisual— me comentó en forma irónica; “¡Claro..., tus hijos leen!”. La realidad es que ambos leen por lo menos media hora antes de dormir, y se quejan cuando se les ha hecho tarde y no pueden cumplir con este saludable ritual por tener que levantarse temprano para ir al colegio al día siguiente.
Algunas pautas a seguir para motivar a los niños a desarrollar el hábito de la lectura son las siguientes:


- Leerles cuentos de acuerdo a su edad, desde muy pequeños, motivándolos a ver las ilustraciones. Repetir los relatos que más les gusten es vital porque así ellos van aprendiendo la secuencia de la historia.
- Cuando son más grandes se puede hacer una lectura compartida: el niño lee un párrafo y la madre o el padre lee el siguiente. En este periodo se trabaja la lectura como placer, por lo que cuando se encuentren vocablos que ellos no entiendan NO hay que mandarlos al  diccionario si ello es un engorro, más bien hay que hacerlos pensar en el posible significado de acuerdo al contexto antes que darles la respuesta. De esta manera se les enseña a razonar, a relacionar y se va creando el placer por la lectura. El uso eficaz del diccionario es otro punto a trabajar en otro momento. Recordemos que solo se trabaja un tema a la vez para que el objetivo pueda ser logrado.
- Dejemos que sean ellos los que escojan las lecturas, aunque como padres debemos  motivarlos a elegir las que nos parezcan más convenientes.
- Intentemos salir con los niños a comprar los libros que ellos deseen, cada cierto tiempo.
- Pidamos el apoyo de familiares (abuelos, tíos) para que les regalen libros en ocasiones especiales, especialmente en los cumpleaños y en navidad.
- Recordemos que el material de lectura puede ser muy variado, desde historietas —Tin Tin, Mafalda, Asterix, leyendas en forma de historietas (como el rey Arturo)—, cuentos infantiles, libros de moda como Harry Potter, revistas científicas para niños (National Geographic Kids), etc.
- Recortarles pequeños artículos del periódico que puedan contener un tema de interés para ellos y comentarlos en familia. Al inicio hay que leerlos con ellos porque no están acostumbrados al lenguaje periodístico.
- Establecer como rutina la lectura como sobremesa del desayuno dominical, en la que se lea conjuntamente un artículo de algún periódico o de alguna revista, seleccionado previamente. Los miembros de la familia se pueden turnar para escoger el artículo, que será comentado por todos.
- Conversar con nuestros hijos sobre la importancia de la lectura no solo a nivel académico sino también recreativo. Cuando ellos descubran la sensación de placer que produce la lectura les será mucho más fácil aplicarla a las actividades escolares.
Otro aspecto a tener en cuenta es la influencia de la Internet en los hábitos de lectura. Como la información en pantalla facilita la lectura superficial y de diversas fuentes que no son necesariamente confiables, durante el periodo formativo que es la niñez este facilismo puede ser perjudicial al no tener ellos la necesidad de buscar dicha información en libros y enciclopedias. La posibilidad de bajar e imprimir cualquier página web dificulta que el niño se acostumbre a leer, resumir y elaborar el material encontrado.
Por otro lado, el niño que domina la técnica de la lectura y que es guiado adecuadamente por sus padres a navegar por esta ‘ventana al mundo’ puede conseguir información válida ilimitada sobre casi cualquier campo del saber; para que esto suceda hay que enseñarle a evaluar la fuente de la información (instituciones académicas, publicaciones serias, etc.). Quien sepa moverse con comodidad en este ámbito, tendrá en sus manos un ‘ábrete sésamo’ al conocimiento universal.
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Beatriz Duda

Presidenta de la Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA). Diplomada en coaching, coach de TDAH.

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